Por: Asier Hernando Malax-Echevarria
Las ONG se están tomando muy en serio la reflexión sobre su decolonización, es un asunto de discusión en sus coordinadoras, equipos directivos, asambleas, equipos de país y junto con los donantes. En el mundo anglosajón llevan muchos años ya con ello, contando con más recorrido y publicaciones; mientras que en el hispanohablante y francófono el debate es más reciente.
Aquellas de mayor tamaño están cambiando sus sedes al Sur global. En los equipos directivos, donde antes primaban los hombres blancos europeos, hay ahora mayor diversidad y cada vez es mayor el trabajo con organizaciones locales y el mundo humanitario. La reflexión sobre localización está suponiendo respuestas de cada vez mayor calidad, pero todavía este es el comienzo de un camino que debe seguir y que requerirá de esfuerzos.
A diferencia de los cuestionamientos anteriores a las ONG, que venían especialmente desde el Norte global, el de la decolonización viene desde el Sur global: desde las organizaciones y personas que vienen siendo apoyadas por la cooperación y lo siguen necesitando, pero exigen cambios. Este no es todavía un cuestionamiento a su existencia, pero debemos tomar en cuenta que podría comenzar a serlo. Por ello, proponemos desde The Sherwood Way cuatro pasos para avanzar en la decolonización de las ONG:
1. Cambiar el proceso de toma de decisiones
Esta parte de una primera pregunta legítima: ¿Por qué decides tú por mí? Una pregunta tan simple, pero cuya respuesta tiene diferentes derivadas que obligan a las ONG a comenzar un proceso de transformación profunda si quieren continuar siendo un actor relevante en el desarrollo.
Una respuesta clásica solía ser “es que lo dicen desde la sede”, que ya por suerte no se utiliza tanto, pero sí se usa otra igualmente perniciosa: “es que lo decide el donante”. A la postre, las decisiones sobre los proyectos siguen tomándose lejos de donde se ejecutan y todavía más lejos de sus protagonistas. Aunque quieran las ONG tomar las decisiones junto con sus organizaciones socias, como así suele ser, la dependencia hacia los donantes lo hace muy difícil y, por ende, un proceso complejo de solucionar. Mientras las ONG no recobren su autonomía financiera no hay fácil solución. La complejidad de las cosas sencillas.
2. Rendición de cuentas hacia organizaciones socias
El segundo desafío de la decolonización es la rendición de cuentas. Fue esta la primera de las crisis recientes de la cooperación: abusos en el uso de los recursos por parte de algunas pocas ONG, supusieron un cuestionamiento al sector y la desconfianza por parte de quienes las apoyaban. De esto derivo una exigencia mayor en la rendición de cuentas y la necesidad de incrementar el número de informes exigidos a las organizaciones socias. Hasta aquí todo comprensible, aunque la excesiva burocratización está siendo un problema que ahoga a la sociedad civil del Sur global.
El problema es que esta rendición de cuentas va únicamente en una dirección, del Sur al Norte. No hay prácticamente rendición de cuentas de los donantes y ONG hacia las organizaciones socias. Por lo tanto, está lejos de ser una relación horizontal y esto debe de cambiar si realmente nos queremos tomar la decolonización en serio, cambiando con ello la cultura organizacional de muchas ONG. Hay cada vez más buenos ejemplos al respecto.
3. Revisar las políticas de expatriados
A igual trabajo, igual salario y punto. Las ONG deben terminar con su uso excesivo de expatriados y los falsos argumentos utilizados para ello. Era muy repetido hasta no hace mucho el “no hay capacidades”, lo cual no es cierto en gran parte de los contextos y retrataba precisamente una cultura organizacional prejuiciosa hacia los países donde operaban. En realidad, lo que suele primar es la seguridad que da en las sedes contar con personal de su mismo origen en los puestos directivos, con salarios y condiciones que triplican en muchas ocasiones a los del personal nacional generando difíciles dinámicas en las oficinas de país.
The Guardian sacó en 2016 un artículo muy duro sobre este asunto. Las ONG que quieren tomarse en serio la decolonización deben ir desmantelando este sistema, aprendiendo de otras que ya lo han hecho. Asimismo, se necesita superar los injustificados miedos de descapitalización por no tener salarios competitivos en puestos directivos o prejuicios culturales todavía existentes desde las sedes.
4. Descentralizar los puestos especializados
Las sedes de las ONG concentran a día de hoy gran parte de los puestos de especialistas, ya sea temáticos o de funciones. Los responsables en gobernanza, derechos de las mujeres, monitoreo y evaluación o campañas tienden a estar concentrados en el Norte global. Lo mismo sucede con muchos de los investigadores. Es más, varios de los puestos directivos regionales de las ONG están también allí. Es hora de ir cambiando esto. Los puestos que generan la posición y las políticas de las ONG deben estar más cerca de donde realizan su trabajo.
Otra vez no es este un asunto sencillo y complejo a la vez. Supone quitar poder a las sedes para traspasárselo a los equipos de los países donde se trabaja. Generar posición por parte de las ONG no tanto en base a la opinión pública del Norte sino del Sur global, o por lo menos equilibrarlo. Desconcentrar el poder de las sedes en el Norte global, es la esencia de la decolonización.
Tomarse en serio la decolonización de las ONG es repensar las estrategias de recaudación de recursos, alianzas con actores nacionales, estructuras organizativas, idioma, generación de conocimiento, procesos de reclutamiento, toma de decisiones, rendición de cuentas. En definitiva, es una transformación que toca tanto la cultura organizacional como sus formas de funcionamiento. Esto se desprende de la consulta a más de 150 personas del sector realizada recientemente por Peace Direct u otros artículos con consejos prácticos.
No pueden permitirse las ONG vaciar de contenido el término decolonización para que todo siga igual. Los llamados son cada vez mayores, Themrise Khan es una de ellas, habla de racismo y una supremacía blanca en base a la cual se creó la misma cooperación que debe reinventarse. En los mismo términos, lo hace Sérgio Calundungo para el especial que hoy publicamos sobre la decolonización de la cooperación en África.
2 comentarios
El artículo de The Guardian es de 2016, just saying.
Sí, tienes razón. Muchas gracias por la observación, ya lo hemos corregido.
De hecho, aunque le artículo sea del 2016, sigue teniendo mucha repercusión hasta hoy y todavía se sigue debatiendo en las redes sociales como LinkedIn.
Aquí la prueba: https://www.linkedin.com/feed/update/urn:li:activity:7056816166031216640/
Un abrazo,