La decolonización de la ayuda en África

¿Cuál es el verdadero aporte de la cooperación internacional en África? En los últimos años no han cesado los cuestionamientos sobre el sentido de la cooperación internacional y la ayuda que recibe el continente africano. Sobre ello, Sérgio Calundungo, académico y activista de Angola, responde a cuatro preguntas sobre la cooperación y la importancia decolonizar las prácticas del sector.

The Sherwood Way (TSW): Siendo África la región del mundo con más cooperación internacional, ¿cuál es su importancia para el desarrollo del continente?

Sérgio Calundungo (S.C.): Creo que más que preguntar cuál es la importancia de la cooperación internacional, es preguntar cuál debería ser. Y ¿por qué digo «debería ser»? Porque, como sabemos, durante mucho tiempo, aunque África ha sido la región del mundo con más cooperación internacional, es importante entender que esta cooperación ha sido objeto de aumento y disminución de su propio contenido. Es decir, durante mucho tiempo, se consideró como un instrumento en manos de las antiguas potencias coloniales, potencias occidentales, para apoyar a algunos países. Era más bien un instrumento de relaciones internacionales, es decir, de defensa, incluso de los intereses de aquellos países que nos apoyan. Esta fue durante mucho tiempo la tónica dominante.

Por supuesto, no toda la cooperación que se hizo con África fue así, pero durante mucho tiempo fue más una cooperación interesada, no necesariamente desinteresada.

Entonces, mi evaluación es que la cooperación internacional tendría un papel muy importante en ayudar a África a salir del gran drama en el que se encuentra. Pero desafortunadamente, por la razón que mencioné, siempre ha sido sobre todo un instrumento de afirmación de unos países sobre otros o, también, gran parte de los recursos de la cooperación internacional se han utilizado como un instrumento de relaciones exteriores de afirmación de los pueblos occidentales sobre los pueblos africanos. Esto ha hecho que, en muchos casos, la solidaridad y el sentido de cooperación no se hayan dado como se deseaba.

Durante mucho tiempo, se consideró (la cooperación internacional) como un instrumento en manos de las antiguas potencias coloniales, potencias occidentales, para apoyar a algunos países. Era más bien un instrumento de relaciones internacionales, es decir, de defensa, incluso de los intereses de aquellos países que nos apoyan.

-Sérgio Calundungo

TSW: Como dijo Skinner en 1996, «Al dar demasiada ayuda, retrasamos la adquisición de comportamientos eficaces y perpetuamos la necesidad de ayuda». Chinua Achebe de Nigeria y Wangari Maathai de Kenia también dijeron lo mismo en el pasado…

S.C.: Desafortunadamente, esto es muy cierto. Durante mucho tiempo, se cometió el error histórico de pensar que todos los recursos canalizados hacia África a través de lo que se consideraban instituciones como mecanismos de cooperación eran realmente una ayuda. Creo que sería interesante hacer la pregunta: ¿quién ayudó a quién? Porque muchos recursos canalizados hacia África, a través del mecanismo de cooperación, terminaron regresando a los países donantes a través de la imposición de contratar equipos y consultores del país que otorgó la donación.

Obviamente, no creo que se estuviera ayudando a África. Lo que se estaba haciendo era sacar dinero del bolsillo izquierdo para ponerlo en el derecho. Por lo tanto, no era necesariamente una ayuda. Si miramos los flujos de capital que salieron de países como los nuestros, de forma ilícita, para alimentar economías occidentales y los comparamos con los flujos de recursos que llegaron a África, veremos que probablemente salió más dinero de determinados países africanos con destino a Europa por otras vías, como el peso de la deuda y los recursos minerales, que aquel que llegó a través de la ayuda.

Por lo tanto, entiendo de cierta forma y comprendo la manera crítica en que personas como Shiwashbeb, Hangar, Matari y muchos otros pensadores africanos han estado mirando la ayuda. La gran pregunta es: si hacemos los cálculos y miramos los flujos de capital que circularon más allá de la ayuda humanitaria, es justo preguntar «¿quién ayudó a quién?»

Voy a dar un ejemplo muy concreto de Angola: Angola es un país exportador de petróleo, un producto muy importante para su economía… es un país muy importante en cuanto a sus relaciones con el mundo, con un país como, por ejemplo, Noruega. Y recuerdo que hace algunos años, el vicecanciller –no sé si ese es el cargo que se le da a esa posición en Noruega– hizo una declaración pública diciendo que lo que la compañía petrolera estatal noruega sacaba de beneficios de Angola era superior a lo que Noruega daba en ayuda a toda África. Por lo tanto, este es solo otro ejemplo de cómo evolucionaron los flujos de capital. Así que es justo decir quién ayuda a quién.

Tenemos ejemplos de casos en los que, dentro del paquete de ayuda, venían funcionarios expatriados con muchas ganas de ayudar y colaborar, pero también venían personas que no tenían las habilidades ni competencias necesarias. Pero de cierta forma, existía una predisposición y preferencia por parte de los países donantes de que, frente a los programas y proyectos, hubiera personas relacionadas con sus países de origen.

Por lo tanto, era más una forma de dar oportunidades a sus conciudadanos, sin tener en cuenta hasta qué punto estas personas estaban mejor equipadas para ayudar. Lo mismo ocurre con la compra de materiales, vehículos, ya que en muchos contratos de cooperación existen cláusulas que estipulan que el vehículo debe ser comprado o los equipos deben ser adquiridos en ciertos países y no en otros. Sin mencionar las condicionalidades de ayuda que muchos países, históricamente, han condicionado a la ayuda que brindan a ciertos países en función del posicionamiento político de sus líderes. Recordemos que en el contexto de la Guerra Fría se estaban más a favor del bloque socialista, liderado por la antigua Unión Soviética, o del bloque occidental liderado por países como Estados Unidos y muchas potencias europeas.

Creo que sería interesante hacer la pregunta: ¿quién ayudó a quién? Porque muchos recursos canalizados hacia África, a través del mecanismo de cooperación, terminaron regresando a los países donantes a través de la imposición de contratar equipos y consultores del país que otorgó la donación.

-Sérgio Calundungo

TSW: Ayúdanos a matizar un poco, estamos seguros de que existe cooperación y cooperación… ¿Cuál de ellas sigue siendo necesaria?

S.C.: Me gusta mucho y las lenguas africanas nos permiten ir a la raíz del sentido, el sentido etimológico de la palabra. Entiendo que la cooperación es cuando dos o más personas deciden colaborar porque tienen un objetivo común. Para mí, la cooperación solo tiene sentido si quien dona, no importa de qué lado del mundo esté, lo hace consciente de que no es que «venga a ayudar a A o a B», vengo movido por un sentimiento que cree que otro mundo es posible.

Es posible para quien está en Europa, para quien está en África y en cualquier parte del mundo, ya sea en Asia o en América Latina, y es eso lo que nos mueve. Es decir, ayudar para que un niño en Angola o en cualquier parte de África no muera de hambre es un acto de humanidad. Este debe ser el sentido de la cooperación.

El sentido de la cooperación no debe ser esa máquina que mueve los intereses de los países. Es decir, si logro ayudar a una serie de niños que están muriendo de hambre en África, posiciono mi país en la arena internacional, posiciono mi país en una posición privilegiada en relación con otros. En la relación con el país que es receptor de la ayuda.

Y creo que esto es lo que debería salir, creo que deberíamos volver al sentido ideológico de la palabra cooperar. Es decir, son personas que se unen porque tienen un objetivo común y para que este objetivo sea común, tiene que ser más o menos consensuado. Entonces, deberíamos superar la idea de que si tienes recursos, das y el otro que no tiene nada, solo tiene que recibir. Aquí tiene que haber otra mirada sobre lo que es la cooperación.

TSW: Las noticias que llegan de África tienen que ver con guerras y hambrunas, y el trabajo de las ONG es eminentemente humanitario… Nos preguntamos sobre la importancia para el continente del trabajo sobre los derechos humanos, la lucha contra la corrupción, el extractivismo, la gobernanza, algo que acaba por ser asociado más al tipo de cooperación en países de ingresos medios como América Latina. No sabemos si esta separación ayuda.

S.C.: Creo que también aquí muchas visiones que tenemos tienen que cambiar. El primer cambio, en la forma de mirar a África, es el cambio típico que es muy común que veamos en la prensa, como es tratada la imagen de la cooperación y, sobre todo, la de África cuando enfrenta algunos dramas. Es muy común escuchar o ver un gran titular de noticias diciendo “drama de hambre” y ver niños hambrientos, jóvenes y mujeres hambrientas esperando al agente internacional de la cooperación –normalmente occidental–, que viene con la camiseta y la marca de la institución que representa dando ayuda. Pero a veces, se olvidan de citar algunos datos que son fundamentales, y voy a citar algunos.

Por ejemplo, Malawi era un país extremadamente pobre cuando Mozambique enfrentó una guerra. Para gran parte de los refugiados, el primer destino de las personas que vivían en las zonas afectadas era Malawi. Cuando Angola enfrentaba una guerra, el primer destino y el destino donde fue mayoritariamente los angoleños, no fue Europa, fueron a los países limítrofes. A pesar de las dificultades de estos países, estos africanos eran recibidos e integrados en las familias que vivían en las aldeas más cercanas. En la base de lo que es un principio africano «ubuntu» que es el principio de la solidaridad muy típica en África.

Creo que deberíamos volver al sentido ideológico de la palabra cooperar. Es decir, son personas que se unen porque tienen un objetivo común y para que este objetivo sea común, tiene que ser más o menos consensuado. Entonces, deberíamos superar la idea de que si tienes recursos, das y el otro que no tiene nada, solo tiene que recibir. Aquí tiene que haber otra mirada sobre lo que es la cooperación.

-Sérgio Calundungo

Esto no se retrata en los medios, lo que se retrata es cuando viene la organización a miles de kilómetros de distancia a apoyar. Cuando hay un enfrentamiento armado, retratamos los campos de refugiados, pero no retratamos las peripecias de las personas y la audacia que ellas tienen de salir por sí solas adelante, porque a veces las organizaciones no están allí, en las áreas de conflicto. Hasta en las zonas seguras donde pueden recibir asistencia humanitaria, la asistencia humanitaria tiene sus limitaciones.

Es decir, todos los días hay ejemplos de coraje, valentía, de aquellos que consideramos beneficiarios y no aparece cuando reportamos en nuestros informes de cooperación. Celebramos los éxitos en base a los recursos que pusimos, es decir, dar una impresión que a veces no es la intención de informar a un público occidental que generosamente da su contribución. Nos olvidamos de enaltecer la valentía y retratar este lado que yo no diría “positivo”, pero es un lado que representa el coraje y el sentido de solidaridad. Es decir, no es verdad la idea de aquella imagen donde los africanos están parados con la mano extendida esperando el apoyo europeo. Esta es la primera línea.

Hay una segunda línea que es, y aquí me gustaría decir que, más que alimentar a los hambrientos o curar heridas, es necesario preguntar por qué tienen hambre y por qué están heridos. Durante mucho tiempo, los conflictos africanos también se han retratado como conflictos que comienzan y terminan pura y simplemente en el espacio geográfico africano, y no es verdad.

Voy a dar un ejemplo: cuando Angola tuvo un conflicto, una de las partes en conflicto se alimentaba de los diamantes que salían de Angola. En aquel momento, y aún hoy, no había en la mitad de África la capacidad adquisitiva de diamantes que tiene Bélgica. Es decir, eran nuestros recursos los que iban al exterior y alimentaban esta guerra. Quien habla de petróleo, habla de diamantes, habla de una serie de recursos. Es decir, la parte no africana de los conflictos no aparece, o sea, no debería parecer extraño retratar conflictos étnicos, tribales, pero los mayores productores de armamento que alimentan nuestros conflictos no están en África.

Por lo tanto, hay aquí un lado de la ecuación que no se ve y luego está la cuestión de la corrupción, que es un drama gravísimo en África. Desafortunadamente, somos un país o somos un continente en el que muchos países o muchos ciudadanos de estos países enfrentan el drama de la corrupción. Pero digo que no hay corrupto sin corruptores y muchos de estos líderes de la corrupción que los alimentan y los hacen permanecer en el poder también tienen aquí una mano invisible, tienen aquí un gran apoyo de otros pueblos y, sobre todo, de otros países más poderosos o considerados más poderosos en la arena internacional.

Entonces, durante mucho tiempo, África fue cogobernada, es decir, el colonialismo dio lugar a lo que muchos africanos llamaron nuevas formas de colonialismo, el neocolonialismo, y estos tuvieron una gran presencia en los dramas africanos y, por supuesto, su presencia no se retrata. Adam Smith hablaba de la mano invisible del mercado en cooperación, quizás deberíamos hablar de la mano invisible de muchos de los fenómenos como la corrupción, el mal gobierno y los conflictos que, desafortunadamente, han estado durante mucho tiempo y aún asolan nuestro continente.

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