Experto en cooperación con más de 20 años de experiencia. Ha desarrollado gran parte de su carrera profesional en Oxfam donde, entre otras responsabilidades, fue director del departamento de campañas de Oxfam Intermón y posteriormente lideró a nivel global el trabajo sobre ayuda al desarrollo y deuda. Ha sido también responsable por muchos años de la publicación «La Realidad de la Ayuda», un referente en España en la reflexión sobre la cooperación internacional. Anteriormente, trabajó como investigador en Cáritas y la Fundación Carolina sobre las mismas temáticas. Hoy trabaja desde Ginebra para un organismo internacional.
¿Cuáles son los retos actuales del sector de la cooperación?
El primero es un desafío existencial. Asumir la falta de respuestas multilaterales y colegiadas adecuadas a los principales problemas comunes que atraviesan a toda la humanidad: degradación ambiental, desigualdad creciente, impacto de pandemias, captura política desde las élites económicas y/o políticas. Sin una visión crítica y transformadora será difícil sostener el concepto y las políticas de cooperación, hoy seriamente amenazadas desde muchos ángulos. La respuesta a la crisis de la COVID-19 ha dejado al descubierto numerosas carencias de un sistema de cooperación impotente para corregir las desigualdades.
El segundo es llevar a un primer plano la importancia del sector y las políticas públicas para la búsqueda del bien común. Se debe evitar la deriva hacia modelos que privilegian la resolución de problemas desde la acción particular/privada, que asumen una debilidad y rol subsidiario del estado, contribuyendo así a la falta de respuestas públicas a los mayores desafíos.
Otro sería el contribuir a contrarrestar la tendencia a la degradación democrática, la pérdida de relevancia de los derechos humanos, el rechazo a la diversidad, los discursos y estrategias belicistas y de odio.
Y por último, consolidar los avances en materia de equidad de género.
¿Cómo consideras que deben ser enfrentados?
Varios son los principios desde los que debemos operar:
- Abordar la necesaria autocrítica y promover una profunda transformación de un sistema multilateral y multiactor que sufre de múltiples desequilibrios financieros y de poder, y no está ofreciendo soluciones a problemas colectivos.
- Es tiempo de cambios profundos en la arquitectura internacional ante las múltiples crisis que afrontamos -ambiental, sanitaria, económica, social- aunque al encontrarnos precisamente en un periodo de múltiples crisis, no parece haber liderazgos particulares o colectivos que asuman ese papel.
- Asentar y defender la importancia de la democracia, la lucha contra la desigualdad, la promoción de los derechos humanos.
- Potenciar alianzas por la promoción de políticas públicas universales, abiertas a la participación y que tengan por objetivo reducir las desigualdades, como en materia fiscal.
- Utilizar la incidencia política y la voz de la sociedad civil organizada para afirmar un discurso antibelicista, favorable a la equidad económica y de género, de respeto a la diversidad. Contraponiéndose de forma activa a los discursos de odio.