Presidenta de ANAMURI organización de mujeres campesinas e indígenas chilena premiada reciententemente por principado de Asturias. Es fundadora de la CLOC/Vía Campesina y una de las dirigentes campesinas más reconocidas del continente. Involucrada em le proceso constituyente chileno asegurando la inclusión de los derechos de las mujeres campesinas es la historia viva de la lucha social latinoamericana desde hace décadas.
¿Cuáles son los desafíos actuales del sector de la cooperación?
Uno de los desafíos principales para las organizaciones sociales como nosotras es que no queremos proyectos que nos condicionen, por ello tenemos muy pocos en Chile (…). En lo que presentamos y en nuestros programas están lo que somos, pero las ONG a veces te coartan y te llevan hacia sus intereses que les sirven a ellos para justificar recursos, haciendo que finalmente terminemos dañadas.
¿Cómo consideras que deben ser enfrentados?
La cooperación debe ser solidaria, en un sentido profundo. Si no la entendemos así para la liberación de los pueblos, seguiremos manteniendo un sistema de lógica colonial y dominante.
Otro desafío se encuentra también en los títulos y conceptos vacíos o condicionados que ha puesto la cooperación y nos ha hecho perder identidad. Ya no somos campesinos, somos productores, todos son ahora clase media. Consideramos que tenemos que recuperar la identidad de clase, nuestra mística revolucionaria para los cambios que necesitamos, el sentido de organización. Falta una conducción política de los movimientos y la cooperación nos tienen que ayudar. Un feminismo con identidad y revolucionario.